SEGUNDO LIBRO SAGRADO

 CAPÍTULO XXII: El Humano Santo es el único capaz bajo el Cielo de desenvolver sus dones naturales, y al desplegar sus dones naturales, puede con sus ejemplos y enseñanzas hacer que los otros humanos desenvuelvan también sus dones. En consecuencia, puede (por medio de sabios reglamentos) hacer que todos los seres vivientes cumplan su curso natural, y sirvan al humano en toda la extensión. Al poder conseguir que todos los seres vivientes sirvan en toda la extensión en sus dones, puede ayudar al cielo y la tierra para formar y conservar los seres; puede constituir un tercer poder con el Cielo y !a Tierra.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

EL PROBLEMA DEL EXCESO DE PESO EN LOS ASCENSORES