SEGUNDO LIBRO SAGRADO

SEGUNDO LIBRO SAGRADO - EXPLICADO POR TSENG TSÉ (DISCÍPULO DE CONFUCIO)

CAPÍTULO III
SOBRE EL DEBER DE ESTABLECER SU DESTINO FINAL EN LA PERFECCIÓN

En el Libro Sagrado de las Odas se dice:"¡Qué abundante y profunda fue la virtud de Rey Wen! Brilló constantemente gracias al cuidado que tuvo que procurar la mayor perfección". En su puesto de príncipe de Tcheou, tomó el destino de sus acciones la benevolencia hacia la humanidad; como servidor de los Inn, la obediencia; como hijo, la devoción filial: como padre, la ternura; como humano de pueblo, la lealtad y la sinceridad.

Se dice en el Libro Sagrado de las Odas:
"Mira allá en las orillas del río Ki;
está cubierto de hermosos bambúes que verdean.
Nuestro príncipe se asemeja a ellos (el Duque de Zhou).
Adornado con todas las virtudes,
imita al artesano que corta y lima el marfil,
al que talla y pule una piedra preciosa.
Es serio y calmo consigo mismo,
mesurado y majestuoso.
Este príncipe sabio jamás podrá ser olvidado."

"Imitar al obrero que corta y lima el marfil", es dedicarse al estudio de la sabiduría en la investigación de los principios de nuestras acciones.
"Imitar al que talla y pulimenta las piedras preciosas", es el perfeccionamiento de sí mismo.
"Es serio y calmo consigo mismo", es su determinación para alcanzar la perfección;
"Moderado y majestuoso, significa que inspira respeto, y así, es digno de ser imitado.
"Este príncipe sabio jamás podrá ser olvidado", estas palabras significan que su virtud es excelente y quedará siempre en la memoria del pueblo.

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